Abro el blog y me doy cuenta de que, además de que lo dejé abandonado, la última entrada habla de las nenas de las galletas. Pues debo decir que tuve bastante suete: no me encontré a ninguna girl scout.
Y qué suerte tuve también de no haberme amargado la existencia quejandome de la mala reputación que nos dan, porque así fué más fácil concentrarme en los amigos que acababa de hacer; que en Ecuador, Argentina, Colombia, o cualquier lugar de la tierra hay montones de scouts siempre que se dedican a cosas mejores que vender galletas de casa en casa.
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