Hoy fué día de reinscripción en mi escuela, sinónimo de filas largas y lentas. Igual que el semestre pasado. Yo tengo, o tal vez tuve un amigo, un muy muy muy buen amigo al que conocí hace más de diez años. le perdí la pista por un tiempo no precisamente corto, y cuando lo encontré de nuevo, las cosas cambiaron muchísimo.
Es que sí, las personas cambian. Por más que digamos cosas como "seremos amig@s por siempre" es un poco complicado de cumplir cuando el otro no está ahí para recordarte tu promesa.
El semestre pasado, éste amigo mío y yo teníamos que inscribirnos el mismo día, y como siempre yo llegué super temprano y me formé con mi amiga al principio de la fila; una hora después, cuando la cola detrás de nosotras daba la vuelta en el auditorio, mi amigo se acercó a pedirme que lo dejara en trar en la fila.
No voy a empezar un debate sobre lo deshonesto que es ésto de meter a alguien en una fila tan larga. Lo dejé y punto. De hecho, lo dejé delante de mí. ¿Por los viejos tiempos? ¿Porque simplemente no me costaba nada? ¿Porque empezaba a "perdonarlo"?... sí, más bien por eso.
Creo que sólo con las cosas más tontas te das cuenta de quién es verdaderamente tu amigo y quién no. Si ése día no lo hubiera dejado delante de mí, hoy me sentiría culpable de escribir ésta entrada.
El profe de latín no nos dejó salir hasta que corrigiéramos nuestras "traducciones". No está mal; después de todo ¿por qué si no es una clase de 2 horas?. Salí, y la fila ya era bastante larga. ¿Adivinas quién era el tercero? Supongo que si, sino no tiene sentido ésta entrada.
Él me vió. Ni siquiera me saludó. Me formé, y poco después ya había mucha gente detrás de mí...pero no contaba con la astucia de los de Control Escolar: abrieron la otra ventanilla. Todos corrieron y se empujaron, y claro, nadie respetó el lugar de los demás. Quedé casi al final.
Él me volvió a ver. Él no me dijo nada.
...y ése es el mismo chico que lloró conmigo cuando pensamos que no os volveríamos a ver, el mismo con el que hice una improvisada obra con títeres para español, el mismo que quería que le diera mi lapicera como recuerdo, el mismo que me dijo dónde poner las comas en mi primer exámen. O tal ez no es el mismo.
Yo sólo sé una cosa: Si los papeles hubieran estado invertidos, hubiera ido a buscar a mi amigo para que se formara en mi lugar. Que yo no lo buscaría sólo por conveniencia, y que eso de "empezar a perdonar" ya no podría continuar.
¿Y saben qué es lo peor? Que sé que lo volvería a dejar meterse en la fila otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario